¿Qué relación existe entre el estrés y el aumento de peso?

imagePara Natalia Castro, nutricionista de Cenin, existe una importante relación ya que altera la función de la tiroides, de los neuropéptidos (cuyo efecto es directo en el tejido graso) y del cortisol, hormona que es secretada en mayor cantidad en momentos de estrés, el que si se vuelve crónico, provocará un mayor riesgo de desajuste en el metabolismo.
Estos factores obedecen a la respuesta ante un estrés crónico y si bien están muy relacionados ambos – estrés y alza de peso – lo más común es que la gente consulte porque ha sumado kilos a la balanza y no porque se siente inquieto, presionado o nervioso.

Según afirma la profesional, “no es que la persona suba de peso exclusivamente a causa del estrés, sino que éste se transforma en un factor desencadenante porque lleva al paciente a estar más nervioso y tal como lo mencionan otros especialistas, para muchos la única forma a la que recurren para calmar ese estado es comiendo”, sostiene.

¿Por qué preferimos azúcar y grasas?

Porque estimulan a que el cerebro libere serotonina, sustancia química que produce placer y que reduce la tensión. Este efecto relajante se convierte en adictivo, pero su efecto dura muy poco, así que cada vez que estás ansioso, tratas de tener a tu alcance alimentos que engordan. Lo negativo, agrega Natalia Castro, “es que tiene un poder de saciedad muy bajo” y de allí es que se provocaría lo mencionado anteriormente, es decir, las ganas y ansiedad por comer más.

 

En relación a este “desbarajuste nutricional” y la preferencia por alimentos poco saludables, la nutricionista dice que las evidencias científicas dicen que “la palatabilidad en alimentos grasos y dulces es mayor, lo que entrega más placer al comer un alimento de estas características” que alguna verdura o fruta.

La solución: ¡Engañar al cerebro!

El poder que tiene la mente es innegable y tanto es así, que según afirman los especialistas, es totalmente posible entregarle mediante la nutrición algunos “engaños saludables” que lo hagan creer que se está combatiendo la ansiedad a través de los alimentos que el organismo solicita.
Lo primero que rescata Natalia Castro es la voluntad y al respecto menciona que “la persona debe partir desde las ganas de hacer un cambio positivo en su estilo de vida”. Luego, agrega que existen pautas que le permiten al paciente controlar la ansiedad sin tener que dejar de comer.

En ese contexto menciona que se puede recurrir a la colación o el “picoteo”, pero de “alimentos con baja densidad calórica dándole al mismo tiempo un mayor volumen visual al plato”. Para cumplir con esta tarea, la nutricionista nombra como buenos ejemplos a las frutas, barras de cereal (donde incluso está permitido consumir 2 unidades, pero siempre y cuando sean barras hechas en base a arroz inflado, pasas, frutas, etcétera), un par de galletas con quesillo, entre otros.

Como al parecer, la noche es el momento del día donde las personas se dejan llevar por la ansiedad, la nutricionista Natalia Castro recomienda que si no se tiene tiempo para cocinar algo liviano, lo mejor es consumir un producto lácteo como la leche, yogur o quesillo, los que aumentarán la sensación de saciedad durante el sueño, pues mantiene estables los niveles de glicemia.
Para la nutricionista, “el ritmo de vida ha cambiado mucho, pero el ser humano sigue siendo el mismo” y es justamente por eso que el estrés de estar sometidos a cada vez más exigencias, produce un desequilibrio en nuestro organismo, el que a su vez sigue rigiéndose por ciclos naturales que indican nuestras horas de sueño y vigilia, nuestras exigencias nutricionales, etcétera.

En cuanto a la posibilidad de que suceda lo contrario es decir, comer mejor para superar el estrés, Natalia Castro menciona que si bien esto no está comprobado, sí “se puede relacionar indirectamente el hecho de que al comer sano, la persona se sienta mejor, con más energía y más concentrado, por lo tanto podría relacionarse una nutrición saludable con el manejo adecuado del estrés”, sostiene.

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