Protege la piel de tus hijos. El daño solar en la infancia es doble porque los mecanismos de defensa de las células frente a los daños de los rayos solares aún no están formados. Una quemadura solar en la infancia es un riesgo para toda la vida que debe ser controlada por especialistas. A los peques hay que protegerlos del sol, especialmente si son de piel pálida, no basta con las cremas de factores de protección para niños, la ropa y los gorros, lo ideal es evitar el sol del verano hasta los 3-4 años. Aunque no significa no ir a la playa o la piscina, puedes aprovechar las últimas horas de la tarde o temprano en la mañana con ellos.
Hidrátate e hidrátalos. Los niños no suelen ser conscientes de la deshidratación, corren, sudan y no paran y es difícil pararlos, lo normal es que no beban líquidos hasta la hora de las comidas y cuanto más pequeños, más difícil es controlarles la ingesta de líquidos. Tenlo en cuenta para que tomen cada 2 horas como mínimo agua y bebidas con sales, o frutas del verano que son muy ricas en agua y les hidratan y alimentan cada vez. También puedes hacer jugos de frutas para congelar y así les das una alegría sin añadir azúcares a su alimentación.
Acaba con las infecciones digestivas. Por cada grado que aumenta la temperatura aumenta un 17% las probabilidades de infecciones gastrointestinales graves, generalmente causadas por la bacteria E. coli. Extremar las precauciones evitando tomar alimentos en mal estado o que no hayan seguido la cadena de frío es la mejor manera de cuidar tu salud digestiva.
Ojo con las otras infecciones. Por la misma razón anterior, en verano aparecen muchas «itis»: otitis, cistitis, gastroenteritis, etc. Si tienes especial tendencia a alguna infección veraniega, extrema las precauciones: elimina el agua de tus oídos después de nadar, cámbiate el traje de baño mojado por uno seco, bebe más líquidos para limpiar la vejiga y no retengas la orina por mucho tiempo.
Protege tus ojos. Igual que no se nos ocurre ponernos bajo el sol sin protección solar, tampoco debemos salir sin gafas de sol en verano y llevar gorras con visera para proteger la salud ocular, especialmente a la hora de hacer deporte. En la montaña con la altitud los rayos solares son mucho más dañinos, y lo mismo ocurre en el agua que actúa como un espejo reflejando parte de la radiación solar desde abajo, algo a lo que nuestros ojos no están acostumbrados.
Fortalece tu sistema digestivo. No siempre hay infección cuando aparecen problemas digestivos en verano, hay personas con estómagos delicados que sufren todo tipo de problemas con el calor o los cambios de agua, alimentos y de hábitos en vacaciones como: diarreas, estreñimiento, malas digestiones, gases, etc. Si es tu caso, educa a tu sistema digestivo, es imprescindible ir al baño todos los días, aunque no estés en tu casa y te cueste, y evita los cambios bruscos de temperatura, mantén seca la zona de la barriga, cuida tu flora intestinal, alimentándote con 5 comidas al día ricas en alimentos naturales.
Respeta las horas de la digestión. ¿Te acuerdas de las dos horas que te hacían esperar para bañarte después de comer? Pues no pierdas las buenas costumbres y saltes al agua después de un buen asado. Los cortes de digestión siguen siendo la mayor causa de ahogamientos y rescates de salvamento, así que no pongas en peligro tu vida y la de otros por no saber esperar.
Evita los hongos. Ya sabes que las piscinas o los lugares donde hay agua estancada y sucia son fuente de infecciones por hongos como el que provoca el pie de atleta. Se recomienda no andar descalzos en estos lugares, secar bien los dedos de los pies antes de ponerse calzado cerrado, lavar las sandalias, etc., ya que reducen los riesgos de infecciones. Y de paso reduce el riesgo de infecciones por herpes virus, que al pasar mucho tiempo al sol, no hidratarte adecuadamente o dormir pocas horas disminuye tus defensas y reactiva a este fastidioso virus y hace que aparezcan las ampollitas en mucosas y otras zonas.
Evita las picaduras de mosquito. Utiliza redes anti-mosquito en la ventana, aparatos de ultrasonidos, pulverizadores específicos, velas, etc. Una picadura de mosquito es molesta pero si encima tienes una reacción alérgica te puede amargar las vacaciones.
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